
Es puerta de entrada a la Patagonia chilena y tiene 2.652 metros de altitud.
En sus faldas se practican deportes de nieve en invierno y el mismísimo Charles Darwin fue testigo de su erupción en 1835.
La última erupción registrada data de 1869, aunque en 2018 se declaró alerta amarilla debido a una actividad sísmica anormal registrada en su interior.
Es un lugar mágico que hipnotiza y que es protagonista de leyendas como la de Licarayén.