
Diego Velázquez la fundó en 1514.
Hoy en día, se ha convertido en ciudad-museo debido a su gran patrimonio arquitectónico colonial de los siglos XVIII y XIX.
Estrechas calles adoquinadas, hermosos edificios restaurados, magníficas iglesias y bellos patios hacen las delicias del admirador de la arquitectura colonial.
Encontraremos cerca de cincuenta palacetes. Uno de ellos, concretamente el Palacio Brunet, alberga el Museo Romántico.
La Casa Templo de Yemayá, está dedicada a esta divinidad del mar.
En la Plaza Mayor de Trinidad se encuentra la estatua de Terpsícore, musa de la danza y la música.
Es gracias al éxito económico de la industria azucarera que Trinidad fue adquiriendo toda su riqueza patrimonial.