
La disposición del recinto arqueológico, simulaba un sol con rayos que brillaban en todas las direcciones. Los rayos eran los caminos físicos y cósmicos que se supone conducen a sitios sagrados para la civilización inca.
El Convento de Santo Domingo fue construido sobre este templo de culto al Sol, cuyos muros estaban recubiertos por láminas de oro. Para la base del templo se usaron estructuras de piedra pulida del santuario incaico.